historia
jueves, 6 de junio de 2013
miércoles, 5 de junio de 2013
tres ordenes de la sociedad feudal
LOS TRES ÓRDENES DE LA SOCIEDAD FEUDAL
El orden eclesiástico no compone sino un sólo cuerpo. En cambio la sociedad está dividida en
tres órdenes. Aparte del ya citado, la ley reconoce otras dos condiciones: el noble y el siervo que no se
rigen por la misma ley. Los nobles son los guerreros, los protectores de las iglesias. Defienden a todo el
pueblo, a los grandes lo mismo que a los pequeños y al mismo tiempo se protegen a ellos mismos. La otra
clase es la de los siervos. Esta raza de desgraciados no posee nada sin sufrimiento. Provisiones y vestidos
son suministradas a todos por ellos, pues los hombres libres no pueden valerse sin ellos. Así pues la
ciudad de Dios que es tenida como una, en realidad es triple. Unos rezan, otros luchan y otros trabajan.
Los tres órdenes viven juntos y no sufrirían una separación. Los servicios de cada uno de estos órdenes
permiten los trabajos de los otros dos. Y cada uno a su vez presta apoyo a los demás. Mientras esta ley ha
estado en vigor el mundo ha estado en paz. Pero, ahora, las leyes se debilitan y toda paz desaparece.
Cambian las costumbres de los hombres y cambia también la división de la sociedad.
(ADALBERON DE LAON, "Carmen ad Robertum regem francorum" (a.998).)
COMENTARIO.-
I.- LECTURA COMPRENSIVA
1.- Diccionario: provisiones, vigor.
2.- Tema:
3.- Partes y explicación:
II.- LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA-HISTÓRICA
1.- Tipo de texto:
2.- Autor:
3.- Época histórica:
4.- Lugar de los acontecimientos:
III.- RECONOCIMIENTO Y EXPLICACIÓN DEL TEXTO
- ¿Cuáles son, según Adalberón los tres órdenes de la sociedad?
- ¿Cómo justifica la división de esta sociedad en tres órdenes?
- ¿Quiénes producen los bienes de subsistencia en esta sociedad? ¿Cómo se sustentan los grupos
guerreros y el clero?
- Explica: “el noble y el siervo que no se rigen por la misma ley”
“Esta raza…no pueden valerse sin ellos”
- Este tipo de sociedad es uno de los pilares del feudalismo, ¿en qué otros dos se asienta?
- Aplica tus conocimientos de geografía humana para explicar este tipo de sociedad.
- ¿Qué crítica harías a esta idea de justificar la división de la sociedad en tres órdenes?
El orden eclesiástico no compone sino un sólo cuerpo. En cambio la sociedad está dividida en
tres órdenes. Aparte del ya citado, la ley reconoce otras dos condiciones: el noble y el siervo que no se
rigen por la misma ley. Los nobles son los guerreros, los protectores de las iglesias. Defienden a todo el
pueblo, a los grandes lo mismo que a los pequeños y al mismo tiempo se protegen a ellos mismos. La otra
clase es la de los siervos. Esta raza de desgraciados no posee nada sin sufrimiento. Provisiones y vestidos
son suministradas a todos por ellos, pues los hombres libres no pueden valerse sin ellos. Así pues la
ciudad de Dios que es tenida como una, en realidad es triple. Unos rezan, otros luchan y otros trabajan.
Los tres órdenes viven juntos y no sufrirían una separación. Los servicios de cada uno de estos órdenes
permiten los trabajos de los otros dos. Y cada uno a su vez presta apoyo a los demás. Mientras esta ley ha
estado en vigor el mundo ha estado en paz. Pero, ahora, las leyes se debilitan y toda paz desaparece.
Cambian las costumbres de los hombres y cambia también la división de la sociedad.
(ADALBERON DE LAON, "Carmen ad Robertum regem francorum" (a.998).)
COMENTARIO.-
I.- LECTURA COMPRENSIVA
1.- Diccionario: provisiones, vigor.
2.- Tema:
3.- Partes y explicación:
II.- LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA-HISTÓRICA
1.- Tipo de texto:
2.- Autor:
3.- Época histórica:
4.- Lugar de los acontecimientos:
III.- RECONOCIMIENTO Y EXPLICACIÓN DEL TEXTO
- ¿Cuáles son, según Adalberón los tres órdenes de la sociedad?
- ¿Cómo justifica la división de esta sociedad en tres órdenes?
- ¿Quiénes producen los bienes de subsistencia en esta sociedad? ¿Cómo se sustentan los grupos
guerreros y el clero?
- Explica: “el noble y el siervo que no se rigen por la misma ley”
“Esta raza…no pueden valerse sin ellos”
- Este tipo de sociedad es uno de los pilares del feudalismo, ¿en qué otros dos se asienta?
- Aplica tus conocimientos de geografía humana para explicar este tipo de sociedad.
- ¿Qué crítica harías a esta idea de justificar la división de la sociedad en tres órdenes?
texto historico del feudalismo
Textos históricos del Feudalismo:
Fórmula de encomendación:
• “Al Magnifico señor XX, yo, X, Considerando
como es sabido de todos, que no poseo de qué
alimentarme o vestirme, he recurrido a
vuestra benevolencia, y vuestra voluntad me
ha concedido la posibilidad de poder
entregarme y recomendarme a vuestra
protección y sostén. Hago esto: vos deberéis
ayudarme y mantenerme tanto con víveres
como con vestidos en la medida en que yo
pueda serviros y merecerlos de vos. Y en
tanto viva deberé serviros y respetaros como
puede hacerlo un hombre libre”.
Formulario de Tours, siglos VII-VIII.
Ejemplo de juramento vasallático en
época carolingia, año 757:
• El rey Pipino celebró asamblea en Compiègne con
los Francos. Y hasta allí se llegó Tasilón, duque
de Baviera, quien se encomendó en vasallaje
mediante las manos. Prestó múltiples e
innumerables juramentos, colocando sus manos
sobre las reliquias de los santos. Y prometió
fidelidad al rey Pipino y a sus hijos, los señores
Carlos y Carlomán, tal como debe hacerlo un
vasallo, con espíritu leal y devoción firme, como
debe ser un vasallo para con sus señores.
(Annales Regni Francorum, en Monumenta
Germaniae Historica, ed. Kurze, 1895, 14).
El contrato de vasallaje:
• El conde preguntó al futuro vasallo si quería
convertirse en su hombre sin reservas, y aquel
respondió: “Lo quiero”; después, juntando las
manos que el conde cubrió con las suyas, se
aliaron con un ósculo. En segundo lugar, aquel que
había hecho el homenaje prometió fidelidad al
delegado del conde en esto términos: “Prometo
por mi fidelidad ser fiel al conde Guillermo y
guardar contra todos y enteramente mi
homenaje, de buena fe y sin engaños”. En tercer
lugar, juró esto sobre las reliquias de los santos.
Seguidamente, con la vara que tenía en la mano,
el conde dio las investiduras a todos aquellos
que, por este pacto, le habían prometido
homenaje y al mismo tiempo prestado juramento.
Galberto de Brujas, siglo XII.
Formas de romper el contrato de vasallaje:
“Si alguien quiere abandonar a su señor, que sea
autorizado a hacerlo si puede aportar la prueba
de los siguientes crímenes: en primer lugar, si el
señor ha querido reducirle injustamente a la
servidumbre; en segundo lugar, si ha alimentado
un propósito contra su vida; en tercer lugar, si
ha cometido adulterio con la mujer de su vasallo;
en cuarto lugar, si ha avanzado hacia él con la
espada levantada para matarle voluntariamente,
en quinto lugar, si pudiendo asegurar la defensa
de su vasallo después de que este se encomendó
en sus manos, no lo hubiera hecho. Por
cualquiera de estos crímenes que un señor haya
perpetrado contra su vasallo, este tiene permiso
para abandonarle”.
Capitular del reino de los francos, siglo IX (801-813).Concesión de un feudo:
• En nombre del Señor, Yo Rogelio de Besiers, te doy en
feudo a ti, Arnaldo de Corleano, y a tu yerno Beltrán de
Peirala, a vuestro hijos y a sus descendientes, mi
castillo llamado de Claramont, que fortifico y mando
fortificar en mi condado Rodense, en mi honor, con las
fortificaciones que hay en el castillo y que en lo
sucesivo se construyan, a excepción de una casa que me
reservo para hacer toda mi voluntad. Os entrego el
castillo para que lo tengáis en feudo mío, salvo mi fe,
mis derechos señoriales y mi justicia… Año 1138 de la
Encarnación del Señor, el día 15 de las calendas de
junio, bajo el reinado del rey Ludovico.
Historia general del Languedoc, ed. Privat, citado en B.
Cuaz: En tiempos de los castillos feudales, pág. 11.
La vida señorial a finales del siglo XII:
• No hemos de callar sus importantes gastos, tanto con
ocasión de las grandes asambleas como con ocasión de
las guerras, los torneos y la distribución de feudos a
los buenos caballeros; tampoco hemos de silenciar el
hecho de que hablase siempre a sus caballeros en
términos agradables y correctos, sin que, cualquiera
que fuera el motivo de su cólera, les lanzase palabras
groseras o inconvenientes. Además, aunque fuese
aficionado a las delicias de este mundo, se
preocupaba de oír los oficios divinos, es decir, las
misas y el rezo de las horas canónicas;
compadeciéndose del desvanecimiento de los pobres,
les distribuía muy generosamente como limosna los
platos de su mesa.
Gislebert de Mons: Chronicon Hanoniense.
Los tres órdenes de la sociedad feudal:
“El orden eclesiástico forma un solo cuerpo,
pero la división de la sociedad comprende
tres órdenes. La ley humana distingue otras
dos condiciones, los nobles y los siervos. Los
nobles son los guerreros, los protectores de
las iglesias. Defienden a todo el pueblo, a
grandes y a pequeños. La otra clase es la
de los siervos. Esta raza de desgraciados no
posee nada, si no es a costa de muchos
sacrificios. Así pues, la Ciudad de Dios es
en realidad triple. Unos oran, otros
combaten y otros trabajan”.
Adalberón de Laón, siglo X.
Los placeres del combate:
• Me gusta el alegre tiempo de primavera que hace nacer
hojas y flores, me gusta oír el júbilo de los pájaros que
hacen resonar su canto por el seto, y me gusta ver plantados
en los prados tiendas y pabellones; y tengo alegría cuando
veo alineados por el campo caballeros y caballos armados. Y
me gusta que los exploradores hagan huir a la gente con su
hacienda, y me gusta cuando veo venir detrás de ellos gran
número de armados en grupo; y le place a mi corazón ver
sitiados fuertes castillos, y los muros rotos y arruinados, y
ver la hueste en la orilla completamente circundada de fosos
con empalizadas de fuertes y apretadas estacas. Y también
me gusta el señor cuando es el primero en atacar, a caballo,
armado, sin miedo, y que de este modo enardece a los suyos
con gallarda bravura. Y luego cuando se ha iniciado la
refriega, todos deben estar prestos para seguirle de buen
grado… Os aseguro que no siento tanto placer en comer,
beber, ni dormir, como cuando oigo gritar: ¡Auxilio!, ¡auxilio!,
y veo caer a grandes y a pequeños por los fosos en el
herbaje, y veo los muertos con los flancos atravesados por
astillas (de lanza) con los cendales.
(Florileg
Fórmula de encomendación:
• “Al Magnifico señor XX, yo, X, Considerando
como es sabido de todos, que no poseo de qué
alimentarme o vestirme, he recurrido a
vuestra benevolencia, y vuestra voluntad me
ha concedido la posibilidad de poder
entregarme y recomendarme a vuestra
protección y sostén. Hago esto: vos deberéis
ayudarme y mantenerme tanto con víveres
como con vestidos en la medida en que yo
pueda serviros y merecerlos de vos. Y en
tanto viva deberé serviros y respetaros como
puede hacerlo un hombre libre”.
Formulario de Tours, siglos VII-VIII.
Ejemplo de juramento vasallático en
época carolingia, año 757:
• El rey Pipino celebró asamblea en Compiègne con
los Francos. Y hasta allí se llegó Tasilón, duque
de Baviera, quien se encomendó en vasallaje
mediante las manos. Prestó múltiples e
innumerables juramentos, colocando sus manos
sobre las reliquias de los santos. Y prometió
fidelidad al rey Pipino y a sus hijos, los señores
Carlos y Carlomán, tal como debe hacerlo un
vasallo, con espíritu leal y devoción firme, como
debe ser un vasallo para con sus señores.
(Annales Regni Francorum, en Monumenta
Germaniae Historica, ed. Kurze, 1895, 14).
El contrato de vasallaje:
• El conde preguntó al futuro vasallo si quería
convertirse en su hombre sin reservas, y aquel
respondió: “Lo quiero”; después, juntando las
manos que el conde cubrió con las suyas, se
aliaron con un ósculo. En segundo lugar, aquel que
había hecho el homenaje prometió fidelidad al
delegado del conde en esto términos: “Prometo
por mi fidelidad ser fiel al conde Guillermo y
guardar contra todos y enteramente mi
homenaje, de buena fe y sin engaños”. En tercer
lugar, juró esto sobre las reliquias de los santos.
Seguidamente, con la vara que tenía en la mano,
el conde dio las investiduras a todos aquellos
que, por este pacto, le habían prometido
homenaje y al mismo tiempo prestado juramento.
Galberto de Brujas, siglo XII.
Formas de romper el contrato de vasallaje:
“Si alguien quiere abandonar a su señor, que sea
autorizado a hacerlo si puede aportar la prueba
de los siguientes crímenes: en primer lugar, si el
señor ha querido reducirle injustamente a la
servidumbre; en segundo lugar, si ha alimentado
un propósito contra su vida; en tercer lugar, si
ha cometido adulterio con la mujer de su vasallo;
en cuarto lugar, si ha avanzado hacia él con la
espada levantada para matarle voluntariamente,
en quinto lugar, si pudiendo asegurar la defensa
de su vasallo después de que este se encomendó
en sus manos, no lo hubiera hecho. Por
cualquiera de estos crímenes que un señor haya
perpetrado contra su vasallo, este tiene permiso
para abandonarle”.
Capitular del reino de los francos, siglo IX (801-813).Concesión de un feudo:
• En nombre del Señor, Yo Rogelio de Besiers, te doy en
feudo a ti, Arnaldo de Corleano, y a tu yerno Beltrán de
Peirala, a vuestro hijos y a sus descendientes, mi
castillo llamado de Claramont, que fortifico y mando
fortificar en mi condado Rodense, en mi honor, con las
fortificaciones que hay en el castillo y que en lo
sucesivo se construyan, a excepción de una casa que me
reservo para hacer toda mi voluntad. Os entrego el
castillo para que lo tengáis en feudo mío, salvo mi fe,
mis derechos señoriales y mi justicia… Año 1138 de la
Encarnación del Señor, el día 15 de las calendas de
junio, bajo el reinado del rey Ludovico.
Historia general del Languedoc, ed. Privat, citado en B.
Cuaz: En tiempos de los castillos feudales, pág. 11.
La vida señorial a finales del siglo XII:
• No hemos de callar sus importantes gastos, tanto con
ocasión de las grandes asambleas como con ocasión de
las guerras, los torneos y la distribución de feudos a
los buenos caballeros; tampoco hemos de silenciar el
hecho de que hablase siempre a sus caballeros en
términos agradables y correctos, sin que, cualquiera
que fuera el motivo de su cólera, les lanzase palabras
groseras o inconvenientes. Además, aunque fuese
aficionado a las delicias de este mundo, se
preocupaba de oír los oficios divinos, es decir, las
misas y el rezo de las horas canónicas;
compadeciéndose del desvanecimiento de los pobres,
les distribuía muy generosamente como limosna los
platos de su mesa.
Gislebert de Mons: Chronicon Hanoniense.
Los tres órdenes de la sociedad feudal:
“El orden eclesiástico forma un solo cuerpo,
pero la división de la sociedad comprende
tres órdenes. La ley humana distingue otras
dos condiciones, los nobles y los siervos. Los
nobles son los guerreros, los protectores de
las iglesias. Defienden a todo el pueblo, a
grandes y a pequeños. La otra clase es la
de los siervos. Esta raza de desgraciados no
posee nada, si no es a costa de muchos
sacrificios. Así pues, la Ciudad de Dios es
en realidad triple. Unos oran, otros
combaten y otros trabajan”.
Adalberón de Laón, siglo X.
Los placeres del combate:
• Me gusta el alegre tiempo de primavera que hace nacer
hojas y flores, me gusta oír el júbilo de los pájaros que
hacen resonar su canto por el seto, y me gusta ver plantados
en los prados tiendas y pabellones; y tengo alegría cuando
veo alineados por el campo caballeros y caballos armados. Y
me gusta que los exploradores hagan huir a la gente con su
hacienda, y me gusta cuando veo venir detrás de ellos gran
número de armados en grupo; y le place a mi corazón ver
sitiados fuertes castillos, y los muros rotos y arruinados, y
ver la hueste en la orilla completamente circundada de fosos
con empalizadas de fuertes y apretadas estacas. Y también
me gusta el señor cuando es el primero en atacar, a caballo,
armado, sin miedo, y que de este modo enardece a los suyos
con gallarda bravura. Y luego cuando se ha iniciado la
refriega, todos deben estar prestos para seguirle de buen
grado… Os aseguro que no siento tanto placer en comer,
beber, ni dormir, como cuando oigo gritar: ¡Auxilio!, ¡auxilio!,
y veo caer a grandes y a pequeños por los fosos en el
herbaje, y veo los muertos con los flancos atravesados por
astillas (de lanza) con los cendales.
(Florileg
organisacion del feudo
Organización del feudo
“El cultivo principal era de cereales, principalmente la cebada… también se plantaba lino y algunas legumbres. El cultivo de la vid, para hacer vinos, también estaba muy extendido. La caza de animales en el bosque –jabalís, ciervos u otros- estaba reservada a los nobles. Los campesinos completaban su escasa dieta con frutas y miel recogidas de los bosques. Los animales domésticos no eran numerosos porque los fríos inviernos hacían muy difícil mantenerlos, y la cebada o la avena para alimentarlos eran escasas. Se los cuidaba tanto que compartían con los hombres la misma vivienda. Los instrumentos agrícolas eran simples: azada, arado y hoz; muchas veces hechos por los propios campesinos y de madera, porque los metales eran escasos y caros…
Al tener el señor el poder político, podía cobrar impuestos (que necesitaba para organizar la defensa) Los campesinos que trabajaban en las tierras del señor o en las suyas propias, debían entregar una parte de las cosechas como pago por la seguridad y el uso de una tierra cuando no les pertenecía. Como el molino, el horno y el lagar eran propiedad del señor, los campesinos debían elaborar la harina, el pan y el vino en ellos y entregar una parte en forma de pago. Por el uso de los bosques (de donde obtenía leña), de los prados (para llevar los animales a pastar), también debían los campesinos pagar parte de la producción. La mayor parte de los tributos se recogían en especie. En épocas de tanta incertidumbre el uso de la moneda decayó mucho. Otros impuestos se pagaban en forma de trabajos: reparaciones del castillo, en los puentes y caminos…
Además de los impuestos que debían pagar al señor feudal, debemos agregar el diezmo, el impuesto que los campesinos pagaban a la Iglesia”.
Al tener el señor el poder político, podía cobrar impuestos (que necesitaba para organizar la defensa) Los campesinos que trabajaban en las tierras del señor o en las suyas propias, debían entregar una parte de las cosechas como pago por la seguridad y el uso de una tierra cuando no les pertenecía. Como el molino, el horno y el lagar eran propiedad del señor, los campesinos debían elaborar la harina, el pan y el vino en ellos y entregar una parte en forma de pago. Por el uso de los bosques (de donde obtenía leña), de los prados (para llevar los animales a pastar), también debían los campesinos pagar parte de la producción. La mayor parte de los tributos se recogían en especie. En épocas de tanta incertidumbre el uso de la moneda decayó mucho. Otros impuestos se pagaban en forma de trabajos: reparaciones del castillo, en los puentes y caminos…
Además de los impuestos que debían pagar al señor feudal, debemos agregar el diezmo, el impuesto que los campesinos pagaban a la Iglesia”.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)